Soñamos porque Dios no ha dado esa capacidad, Él es un soñador y nosotros con su ADN soñamos, y muchas veces soñamos lo que Dios quiere para nuestras vidas.
Y eso está bien, los sueños nos impulsan hacia la madurez, cosa que algunos la asumen y otros no.

Soñar no cuesta nada, no necesitamos habilidades especiales. Madurar y alcanzar esos sueños requerirá, pasión, entrega, estrategia, oración y estar bien despierto.
El pastor Esteban Grasman de México nos comparte una palabra de Dios que nos ayuda a entender cómo podemos madurar en la medida que cumplimos nuestros sueños en Dios.


