Te invitamos a leer esta interesante reflexión que nos comparte nuestro colaborador Joel Soto acerca de la fe, esperamos que te sea de gran ayuda:
Es muy probable que en algún momento de tu vida escuchaste esta frase: “en el Nombre de Dios esto, en el Nombre de Jesús aquello”, una declaración en donde se afirmaba que algo sucedería en beneficio de una causa o una persona o más, en donde Dios al escuchar tal declaración corría como esclavo a cumplir tal orden, porque uno de sus hijos había solicitado eso.
Lo que me parece curioso es como hoy en día entre los cristianos se emplea esa declaración, al punto de que su tono o intenciones parecen no ser movidas por una fe genuina, piadosa, bondadosa y humilde, sino más bien por una arrogancia sin medidas.
He visto muchos casos, uno muy curioso fue de un cristiano al cual le diagnosticaron una enfermedad no muy leve en su momento, pero que si no era tratada con los medicamentos adecuados se volvería crónica y podría llevarlo hasta la muerte, los doctores le indicaron que medicamentos debía tomar y le explicaron la importancia de los mismos, sin
embargo el hombre insistía en que Cristo le salvaría y esto fue lo que repitió continuamente, el aseguraba que el nombre de Jesús el sería sano y por ello no debía tomar ningún medicamento porque eso iba en contra de la voluntad de Dios, pasaron los meses, la enfermedad creció, aun había chance de salvarse con los medicamentos, pero el hombre insistía en su declaración y al final murió.
Esta historia como muchas otras, no demuestra que Dios existe o no, o que Dios sea malo o no, sino que demuestra la arrogancia en la que a veces podemos caer ciertos cristianos al confundir la fe real y genuina con un deseo personal o capricho del momento. Fijémonos un momento en Jesús y el momento en que fue tentado por Satanás en sus
días de ayuno, satanás le dijo: “Convierte esas piedras en pan y así quedara claro que eres hijo del altísimo”, Jesús pudo haberlo hecho y demostrado que sí lo era, pero no lo hizo, ¿por qué?, luego satanás volvió a tentarle diciendo tírate que a sus Ángeles enviara para que no tropieces con piedra alguna, Jesús pudo haberlo hecho y ciertamente los Ángeles lo hubiera sostenido, pero, nuevamente Jesús nos sorprende con su negativa, mas allá de no querer complacer a Satanás, Jesús sabía algo importante que tú y yo debemos aprender.
Primero, él estaba claro de su identidad, no necesitaba demostrarle a nadie que realmente era el hijo de Dios, no debía hacer funciones o llamar la atención solo debía cumplir con lo que le fue dicho. Segundo, Jesús era humilde, no buscaba gloria ni poder, no buscaba llamar la atención, entendamos que la humildad se trata de aceptar nuestras habilidad y defectos pero sin jactarnos de ello, se trata de ser sumisos a la verdad y no a nuestros caprichos. Tercero, Jesús realmente conocía como actúa Dios, este es el punto más importante, saber cómo actúa Dios es posible si ponemos más cuidado en Jesús, solo es cuestión de observar sus actitudes, comportamientos y palabras y entenderemos la simplicidad y al mismo tiempo la diversidad en que Dios obra.
En repetidas ocasiones Dios bendijo a muchos hombres y mujeres a través de muchos otros hombres y mujeres, la medicina es solo otra de las muchas ramas de bendición que Dios nos ha brindado otra razón más por la cual dar gloria y gracias a Dios.
La fe no se trata de que nuestros deseos personales o caprichos temporales se cumplan a nuestra manera, la fe genuina y real se trata en aceptar la forma en que Dios obra, creer en ella, obedecerle y ser felices sin importar las condiciones.
Muchos hablan de declaraciones de fe, pero creo que deberíamos de dejar las declaraciones de fe, por ser más bien gente de fe, una fe que no busca ser el centro de atención, una fe que no busca su propia satisfacción personal, una fe que ve más allá del panorama, una fe como la de Jesús.
Analicemos hoy nuestra fe, en que se basa, en una repetida y constante palabrería o declaraciones de fe en donde Dios es nuestro esclavo haciendo y cumpliendo lo que queramos porque somos sus hijos, o es una fe que busca agradar primero a Dios antes de satisfacer un deseo hunamente temporal, una fe que busca algo más profundo y real que la vida misma.
Escrito por | Joel Soto
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