La revista Líder Juvenil lanza su ultima edición. Te invitamos a compartirla y leer los interesantes articulos, reflexiones, noticias, entre otros que trae esta edición final titulada Renuevo Espiritual.
Te dejamos un adelanto de la editorial de este número escrito por Howard Andruejol
Observo una tendencia común. Cuando estamos en el liderazgo, poco a poco desarrollamos la costumbre de guiar a otros en su caminar con Dios, mientras descuidamos nuestro propio peregrinaje.
En ocasiones estamos muy ocupados diciendo a los demás qué deben hacer para una vida espiritual vigorosa, sin darnos cuenta de la condición propia.
Por supuesto, estoy generalizando -o quizás hablo desde mi propia experiencia. En cualquier caso, vale la pena detenerse para una introspección, porque al final de cuentas, si no contamos con líderes espiritualmente saludables, no tendremos iglesias espiritualmente saludables. No es que nosotros seamos el fundamento de la espiritualidad; pero no olvidemos que somos quienes enseñamos a los demás. Tal como nos recuerda 1 Pedro 5:3, el liderazgo no se trata de imponer, sino de guiar: «No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño.»
Así que esta edición persigue convertirse en una herramienta de auto evaluación, así como de revitalización. Por ello, quisiera aprovechar estas líneas para destacar dos verdades esenciales de la vida espiritual desde el texto bíblico. Lamentablemente, hoy en día definimos la espiritualidad desde nuestra propia perspectiva y la medimos desde nuestra propia experiencia. No hay nada más equivocado, pues, ¿cómo pueden seres finitos, imperfectos, frágiles y vulnerables definir qué es la vida abundante? ¿Cómo podemos ser nosotros quienes determinamos en qué consiste una relación con Dios íntima, saludable, cercana, fructífera, dinámica, creciente y vigorosa? Volvamos a la Palabra de Dios.
La primera verdad a tener en mente es que estoy muerto espiritualmente, y es Dios quien me da vida. Así lo declara Efesios 2: «En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados (…). Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados.»
A diferencia de lo que normalmente acostumbramos decir, es realmente Dios quien se ha acercado a nosotros, y no nosotros a Él. Ha sido su iniciativa reconciliarnos consigo mismo por medio de Cristo Jesús (2 Corintios 5:18). La muerte de Cristo en nuestro lugar es la demostración perfecta de su amor e interés por una relación nueva (Romanos 5:8).
Considero esencial recordar esta verdad del evangelio, ya que demasiadas personas están terriblemente equivocadas al pensar que su vida espiritual es un asunto que ellos han logrado. Son muchos los que se jactan de buscar a Dios, de acercase a Dios, de haber alcanzado una cercanía con Dios. ¡Bravo, aplausos para ellos! ¡Parece que no necesitan a Cristo! Parece que no necesitan la gracia. Por ende, es claro que predican un evangelio de obras, totalmente ajeno a la verdad.
Lee – Renuevo Espiritual la última edición de Líder Juvenil
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