
En este vídeo, Yokoi Kenji relata una experiencia en Japón que refleja las diferencias culturales y la responsabilidad social que percibió en ese país. A través de esta anécdota, Kenji reflexiona sobre el sentido de comunidad en el país del sol naciente, donde cualquier adulto puede corregir a un niño en público, contrastándolo con la educación de sus propios hijos en Latinoamérica. Además, explora cómo estas diferencias culturales pueden resultar chocantes, pero también enriquecedoras, destacando la importancia de entender y respetar las particularidades de cada sociedad.
“En Japón, todos los niños son nuestros hijos”, subraya Kenji. Las palabras del colombiano-japonés nos enseñan la importancia de valorar las diferencias culturales y cómo estas pueden fortalecer nuestra comunidad global. La reflexión de Kenji nos inspira a tomar decisiones con empatía y optimismo, sabiendo que, a pesar de nuestras diferencias, compartimos una humanidad común.
