La misión del Apolo 11 como metáfora para destacar la importancia de la evaluación constante en el ministerio juvenil. Daniel explica cómo una pequeña desviación en la misión casi resultó en una catástrofe, y compara esto con cómo una falta de evaluación puede desviar un ministerio de su propósito. Se enfatiza la necesidad de tener objetivos claros y de evaluar regularmente para asegurarse de que el ministerio esté en la dirección correcta.
Daniel también describe un proceso de evaluación trimestral que incluye medir el progreso en los propósitos del ministerio, el desarrollo de los adolescentes y sus necesidades. La evaluación debe ser objetiva, medible y continua para corregir el rumbo a tiempo y evitar problemas mayores.