A veces estamos estancados entre dos pisos, no sabemos porque nos comportamos ya de adultos como si fuéramos niños malcriados.
Pretendemos que nuestros hijos se comporten como adultos, siendo niños o adolescentes que no han recibido una buena imagen de comportamiento a la cual seguir.

¿Te parece conocido? Mi intención no es juzgarte, me gustaría que te dieras cuenta que muchas de nuestras reacciones vienen de un niño o una niña fracturado. Cosas que pensamos que no fueron tan graves pero que hoy están invalidando nuestras relaciones y nuestro comportamiento.
Nos criaron mal, en la mayoría de los casos, y si eres uno de esos pocos con padres completamente funcionales, amorosos y comprensivos de la generación pasada, pues gloria a Dios. Pero la verdad es que la mayoría venimos de padres con relaciones tóxicas que descargaban su impotencia y frustración en sus hijos en mayor o menor medida. Con la firme convicción que no estaban repitiendo lo que sus padres hicieron con ellos.
Ves la cadena. Una cosa lleva a la otra y lo peor es que es inconsciente. El pastor Dante Gebel nos comparte una palabra de Dios que nos ayuda a entender porque pasa esto en nuestras vidas y cómo podemos pedirle a Dios que cambien la forma en que hacemos las cosas.
 
				 
				 
				

