Esta puede ser una pregunta que te hagas al pasar por una situación similar. Hoy queremos invitarte a leer este artículo donde encontrarás algunos consejos que te serán de ayuda para compartir una palabra en un funeral, lee un adelanto:
Estar frente a hombres y mujeres llenos de luto y dolor, con botellas de alcohol en sus manos, esperando al cura y no al pastor, preparados ya para el entierro, y con su esperanza puesta nada menos que en el purgatorio. Vaya experiencia la que Dios me permitió tener.
Al llegar la invitación para hablar frente a ellos, llegó con ella la pregunta, “¿Qué podré decir?”.
Cualquiera que sea la situación, desde un servicio dominical hasta un cumpleaños, pasando por un funeral, predicar es al mismo tiempo una obligación, un privilegio, y una responsabilidad enorme. Y no porque uno deba “cumplir” con las personas, sino porque debemos honrar a Dios con ello y hablar de Cristo “a tiempo y fuera de tiempo”. El compromiso es siempre el mismo. Los creyentes debemos predicar el evangelio en toda ocasión: lo mismo en las calles que en las cárceles, en las fiestas que en los funerales, igual a una persona que a una muchedumbre. Y el mensaje es siempre el mismo: el poder de Dios manifestado en el evangelio de Jesucristo.
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