
¿Intentas agradar a otros a través delo que haces? esta es una buena pregunta para reflexionar acerca de tu servicio en el ministerio y el propósito, mira un adelanto:
“El líder que intenta agradar a todos pronto descubrirá que no agrada a nadie.
No cabe duda de que las expectativas hacia los pastores han cambiado dramáticamente en los últimos años. Hace apenas uno o dos siglos se esperaba que el pastor fuera un expositor de la Palabra y que realizara las tareas ceremoniales de la iglesia, tales como bautismos, casamientos y funerales. Hoy se espera que el pastor también sepa cómo atraer a la gente a la congregación, sea un administrador eficiente, maneje el arte de aconsejar, sea diestro en la computadora y proyecte objetivos a mediano y largo plazo para la congregación.
También deben distinguirse por ser personas cálidas, que proyecten la sensación de intimidad con cada uno de los que asisten a los cultos. Las personas que son parte de la congregación desean sentirse valoradas y amadas por sus pastores.
¿Qué debe hacer el pastor? Es muy difícil siquiera identificar todas las expectativas que se proyectan sobre su persona. La mayoría de la gente nunca las expresa abiertamente, pero de alguna manera logran presionar al pastor para que responda a la imagen que ellos se han formado de él. El pastor, por su parte, se siente frustrado de que no siempre pueda llenar estas expectativas y cae en el desánimo o la indiferencia.
No todas las expectativas provienen de los miembros de la congregación. Muchas son auto impuestas. El pastor trabaja con una medida del éxito que muchas veces resulta imposible de alcanzar. El temor al fracaso lo lleva a que se comprometa con más proyectos y personas de los que es capaz de manejar, y con ello crea más tensión.
Examinemos algunas de las expectativas más comunes con las que debe convivir el pastor.
El líder efectivo
Una de las expectativas más atrincheradas en la iglesia contemporánea es la percepción de que el pastor es una persona que posee habilidad para reclutar, motivar y capacitar, que provee clara dirección a la congregación. Es sabio en manejar diferencias y se conduce con gracias ante las autoridades del gobierno. Entiende la forma más efectiva de organizar los múltiples departamentos de la congregación, como también la buena administración de los recursos que la iglesia posee.”
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