
Muchas veces en medio de tantos compromisos en el ministerio juvenil nos quedamos sin fuerzas para seguir y llega el agotamiento que hace llegar al punto de tirar la toalla y dejar todo. Mira esta interesante reflexión acerca del cansancio que puede generar el servicio en el ministerio y como poder mejorar para no llegar al extremo.
“Las demandas del ministerio pueden desencadenar serios síntomas de agotamiento
Todas las profesiones poseen desafíos que son propios del oficio. Aun aquellas carreras que se considerarían más nobles por el servicio que brindan a la humanidad, tales como la medicina, la enfermería o la psicología, no están exentas de riesgos. De hecho, en las profesiones que se concentran en servir a personas se registran los índices más preocupantes de desgaste físico, mental y emocional.
Es importante saber que el peligro del agotamiento es también una realidad que afecta a quienes trabajan en el ministerio. Un número importante de pastores y líderes claudican, cada año, porque han arribado a un estado de extenuación extrema. Otros, no abandonan el ministerio pero trabajan con una sensación de fatiga continua. El cansancio ha llevado a que su servicio consista, mayormente, en «tapar agujeros» y mantener medianamente aceitados los mecanismos de la institución en la que sirven.
El agotamiento, sin embargo, no es el final inevitable de toda persona que sirve en un ministerio. Se pueden tomar algunos pasos para anticiparse a los efectos nocivos del degaste, antes de que se conviertan en crónicos.”
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