
Te invitamos a leer y reflexionar en este interesante artículo acerca del discipulado. El autor nos comenta las diferencias entre un programa y un discipulado y nos anima a desarrollar un acompañamiento cercano con otros, donde mutuamente se ayuden a ser más como Cristo y alcanzar lo que Dios quiere en sus vidas.
Mira un adelanto:
“Hacer discípulos es un llamado a establecer relaciones, no una invitación a anotarse en un programa
¡Los programas no sirven! La labor de formar discípulos no es un programa de seis, diez, o aun treinta semanas. Nuestros esfuerzos por formarlos los canalizamos muchas veces a través de programas, no a través de un proceso de relaciones.
Desde la perspectiva bíblica, los discípulos se forman en las relaciones. Cuando yo estoy formando una nueva tríada/cuadríada (lea el artículo «Unos pocos a la vez» en el número de julio-agosto de Apuntes), entro en contacto personal con alguien. Mi primer esfuerzo es pedir al Señor que me guíe hacia los que padecen hambre espiritual y se dejarán enseñar. Cuando alcanzo una convicción firme acerca de quién es la persona a la que el Señor quiere que me aproxime, pregunto a esa persona: «¿Quisiera unirse a mí para caminar conmigo mientras crecemos juntos para convertirnos en mejores discípulos de Cristo?”
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