Poner a Dios primero es una expresión que significa darle a Dios el lugar más importante en nuestra vida, por encima de todo lo demás. Es reconocer que Dios es nuestro creador, nuestro señor y nuestro salvador, y que dependemos de él para todo. Es confiar en su amor, en su palabra y en su voluntad, y obedecerle con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente. Es buscar su reino y su justicia, y esperar que él provea todo lo que necesitamos. Es honrarle con nuestra adoración, nuestra alabanza y nuestro servicio. Es amarle con todo nuestro ser y amar al prójimo como a nosotros mismos.

Poner a Dios primero es una decisión que implica un compromiso y una renuncia. Implica un compromiso de seguir a Jesús.
 
				 
				 
				

