
Se dice que en la antigüedad para crear antídotos medicinas para ciertos venenos, a veces era necesario que alguien experimentasen su propio cuerpo el dolor de ese veneno. Es como que para crear un antídoto para el veneno de una serpiente, alguien debía dejarse primero morder por esa serpiente y de aquel dolor en su organismo se creaba la medicina para sanar a otros. Itiel arroyo nos habla un poco acerca del dolor que El Señor permite que experimentemos para poder sanar a otros.
