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Los olímpicos y el ministerio juvenil

A partir de esta semana y hasta el próximo 12 de agosto se reunen en Londres los mejores atletas olimpicos del mundo entero. Esta competencia tiene más de 2700 años de historia, y comprende un desafío para todos los deportistas de la más alta categoría. Pensando en este magno evento pensé en tres puntos en los que se parecen los olímpicos al ministerio juvenil.

Competir sin prepararse no dará un resultado positivo.

Los atletas olímpicos están entrenando casi a diario para llegar a punto a la competición mundial. ¿No deberíamos hacer los mismo con nuestro equipo? A veces como líderes esperamos que nuestros chicos, chicas y voluntarios se conviertan en los mejores atletas para el reino de Dios. Queremos que hagan el triatlon, la maratón y el lanzamiento del disco al mismo tiempo y sin que se cansen. Pero no contamos con dedicarle tiempo, recursos y esfuerzos en prepararlos para llevar a cabo estas labores olímpicas.

Te anímo a que sigas desafiando a tu equipo a llegar más lejos, a cumplir sueños aún más grandes, pero junto a estos retos debe ir un claro impulso a capacitarlos, entrenarlos y acompañarlos para que juntos puedan extender el reino de Dios.

El trabajo es a mediano y largo plazo.

Muchos de los atletas llevan más de 2 años preparandose y otros llevan desde su niñez siendo mentalizados para ser campeones olímpicos. Creo que muchos de nosotros en el ministerio juvenil nos hemos dejado llevar por el efecto Mark Zuckerberg (el creador de facebook), esperando que los esfuerzos que hagamos den resultados lo más pronto posible. Pero debemos saber que nuestra carrera no es de cien metros sino una maratón, y debemos aprender medir nuestra fuerzas, saber dosificar nuestros recursos e invertirlos estratégicamente. Aquellos que corren aceleradamente, fácilmente se cansan y frustran porque no alcanzan las metas que se trazan y menos alcanzan a divisar ningún resultado de su esfuerzo. Así que te animo a que si estás trabajando en el ministerio juvenil, debes entrenarte para un esfuerzo a largo plazo. Y esto me lleva al último punto.

La recompensa está en los cielos.

Algunos paises ofrecen recompensas económicas (que incluyen casas, bonos y muchos otros beneficios) por ganar una medalla de oro. No olvidemos que aunque estamos compitiendo en la tierra, la entrega de medallas se hará oficialmente en los cielos, y allí a diferencia de los atletas olímpicos, podremos rendir nuestros galardones para la gloria de Dios. Así que recuerda esforzarte por los premios celestiales y el reconocimiento de Dios, lo demás son solo premios de consolación.

A correr la buena carrera!

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