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El triste orgullo de compararse con los demás

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Puede ser que te hayas comparado muchas veces con otros, ¿Cómo podemos alejarnos de la comparación? te recomendamos este artículo escrito por Felix Ortíz acerca del tema, donde nos comparte lo que Pablo aconseja en el libro de Gálatas. Esperamos que te ayude a tu vida y pueda ser un recurso valioso para compartir en una enseñanza.

Pablo aprovecha el pasaje de Gálatas 6:1-6 para dar algunos consejos acerca de cómo deben regirse las relaciones en el seno de una comunidad de seguidores de Jesús. En primer lugar, se nos habla acerca de la necesidad de misericordia con aquel que cae y, si todavía hay dudas en cuanto a hacerlo, menciona el pragmatismo de que eso mismo puede pasarnos a nosotros. Después hay un interesante contraste entre llevar la propia carga y sobrellevar juntamente las cargas.

Cuando Pablo habla de llevar la propia carga usa la palabra griega que servía para describir el equipo militar personal de un soldado romano de infantería. Su uniforme, sus alimentos para la marcha, la parte de la tienda de campaña en que se alojaban cada noche, sus armas, su escudo, casco y mochila. Era responsabilidad personal e intransferible del soldado cargar con ello y no podía esperar que otro lo hiciera por él. El apóstol, con esto se refiere a aquellas responsabilidades de la vida que son nuestras, no las debemos ni podemos delegar ni podemos esperar que otros las lleven por nosotros.

En contraste, la palabra que usa para cargas que deben ser sobrellevadas es una palabra griega que indica una piedra colosal, de gran tamaño y que, por su naturaleza, es imposible que una persona pueda cargarla por sí sola. Hay cargas emocionales, espirituales, mentales, físicas, sociales que pueden abrumar a cualquiera y que la comunidad de seguidores de Jesús debe de ayudar a llevar.

Todo y lo bueno de estos consejos de Pablo no han sido los que han impactado hoy mi lectura de la Palabra. Ha sido más bien cuando el apóstol indica que debemos mirarnos a nosotros mismos, examinarnos, valorar nuestra conducta y ver si estamos progresando adecuadamente. Pablo indica que, si algún motivo de orgullo hemos de tener, debe venir de nuestro crecimiento, de que somos más santos, más maduros, más similares a Jesús de como lo éramos el año pasado, el mes pasado. Este sería el único motivo válido para sentirnos orgullosos. El orgullo nunca, nunca debería de venir de la comparación con el otro y sentirnos mejores, más maduros, en definitiva, “más espirituales” porque, según el escritor de la epístola a los gálatas, dicha actitud es propia del que todavía vive en la esclavitud, no de aquel que vive la libertad en Cristo.

Fuente Líder Visión 

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